martes, 10 de junio de 2014

DESALADORA DE PERSONAS

  Funciona como una gran desaladora que toma agua del mar y en un proceso claramente definido, vierte finalmente el agua potable tan necesaria para los campos, las fábricas, hospitales... y sobre todo para saciar la sed de los ciudadanos. En el caso que nos ocupa, la captación se produce de entre todos los componentes de la sociedad, jóvenes y mayores, mujeres y hombres, de toda condición, con diverso nivel cultural. Es el mar que va entrando en la gran maquinaria transformadora de la institución. El proceso de succión de la Cruz Roja, viene dado por el valor de servicio mostrado a lo largo de sus 150 años de historia de generosidad, por los testimonios de quienes ofrecen parte de su tiempo para ser útiles a una sociedad que luce demasiado precariado vulnerable ante las tormentas del egoísmo, la injusticia, o simplemente los desequilibrios de la propia naturaleza que juega tan malas pasadas.


  La maquinaria de transformación en agua potable se inicia con la formación de los nuevos inquilinos de la casa, para conocer los principios que deben presidir el quehacer, para prepararlos en los diversos campos de actuación: personas mayores, niños y jóvenes, presos y accidentados, mujeres en riesgo, inmigrantes general personas que necesitan desde el acompañamiento hasta el alimento con que sobrevivir.

  La cercanía de los que sufren de uno u otro modo, la vivencia personal de la angustia cercana, la rapidez para atender al que se le puede escapar la vida si no se llega a tiempo, el relato de vida de los que se acercan en busca de consuelo y ayuda, la formación de equipo con compañeros y compañeras en tan diferentes misiones, termina por transformar, sino el agua en vino, sí el agua salada en potable, capaz de aminorar la sed de muchos. El voluntariado actuante, así, es el resultado de todo un proceso transformador en personas que se sienten algo mejores, más útiles, más liberadas de muchos condicionantes y prejuicios, listas para actuar. El complemento de este manantial, sin el que no sería posible mantener los compromisos con los ciudadanos desfavorecidos, está en el soporte inestimable de los socios que coadyuvan en hacer posible, aplicable, real, la disposición para emprender aventuras de cooperación, y trabajo diario para el desagobio y en ocasiones hasta la sonrisa.



  Como el agua que entra y sale transformada, la Cruz Roja ve pasar a lo largo de los años a muchas personas por sus asambleas, sin que deje en ningún momento de la larga historia en nuestro País, de mantener un cuerpo de voluntariado, técnicos y socios colaboradores que construyen la pervivencia en el tiempo y en el espacio de toda la geografía de nuestra región, del Estado y de todo el mundo como Cruz Roja o Media Luna Roja, institución humanitaria para un mundo que no siempre dispone de los mejores ejemplos de humanidad.

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