Solamente quedan restos
de testimonios vivos, unos pocos ancianos que padecieron el horror, hijo del
sinsentido y la locura que intentaron justificar el extermino de millones de
personas como máxima expresión del desprecio por el ser humano. Es la total ausencia
de la razón que debería justificar la superioridad de nuestra especie, la carencia
de sentimientos y sensibilidad para estremecerse ante el dolor, la miseria, la
enfermedad, la soledad, la exclusión..; daños que muy por el contrario
promovieron, “explicaron” y ejecutaron.
En estos tiempos de
urnas y votaciones, votamos por la vida, el respeto, la solidaridad, la
inclusión de los más desfavorecidos.
Es el único voto útil
Juan Luís
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