lunes, 23 de marzo de 2015

ÉBOLA. Hoy 23 de marzo, un año de la declaración oficial de la epidemia


 Ya no está, no hay peligro, el Ébola ha vuelto a su casa, que por supuesto no es ni es, ni pensamos que sea la nuestra. Allí en África, donde el dolor no nos llega y por lo tanto el miedo tampoco, donde nos da lo mismo que los trajes de protección sean buenos o malos, largos o cortos, allí se queda el Ébola, la angustia, el luto, la desesperación y la impotencia.




  Nuestro primer mundo tiene bastante con la corrupción, las guerras y ahora, las elecciones cargadas de promesas, insultos y descalificaciones.

  Resulta demasiado fácil desenganchar el tema de las primeras páginas de periódicos, telediarios y tertulias radiofónicas, tanto como quitarse con la mano la caspa que cae en el hombro o en la solapa de la chaqueta, porque no me negarán que somos bastante casposos encerrados en nuestras cuitas, viendo cómo apretar más el cinturón de los más débiles y ensanchar la distancia con quienes crecen cada día más en su riqueza al margen de su origen, sin explicaciones.


  

  No estaría mal que hoy día 23, al menos, echáramos la vista a un pasado reciente que nos tuvo al “mundo desarrollado” temblando de miedo, para entender y atender que África sufre la penalización que conlleva la pobreza, destroza vidas, vacía de miembros las familias, quebrando la esperanza y por lo tanto futuro.

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